Vámonos de viaje a Baja California

Vámonos de viaje a Baja California

Es verano, estábamos en búsqueda de una aventura con calor, playa, carretera y lugares para disfrutar así que tomamos un vuelo y un carro para recorrer la Baja. En menos de una semana pasamos por un desierto tan bello como caluroso, escenas en carretera de la mágica Rumorosa, un valle lleno de historias y vino, puertos con gastronomía que abre tu paladar y noches de música y disfrute. Baja California, el brazo poderoso de México, es un destino norteño que debes visitar.

 Eran casi las 12 de la madrugada, llegamos del vuelo nocturno desde Ciudad de México a Mexicali, el calor se sentía irradiando de mi cuerpo, traía puestas mis botas y sentía mi pie más libre, adaptado, aquí es donde estas botas están hechas para pisar. La mañana siguiente tomamos un carro, dimos un recorrido por la avenida Colón, la última calle residencial hacia el norte de la ciudad a unos pasos del muro fronterizo; esta calle nos llevó hacia el centro, casa de los emblemáticos monumentos de La Chinesca.
Emprendiendo viaje, la carretera nos llevó por paisajes del desierto: el Cerro Prieto, la Laguna Salada y la magnífica Rumorosa. Llegar a Tecate es para darte un respiro de aire fresco, bajar las ventanas, subir el volumen de la música y sentirte en una odisea espiritual antes de llegar al Valle de Guadalupe, hogar del 95% de los vinos mexicanos. Es una parada obligatoria deleitarse en uno, dos o más de los viñedos acompañados de restaurantes que ponen en alto la gastronomía mexicana; los clásicos y favoritos: Deckman's en el Mogor, El Cielo y Bruma. Sin olvidar pasar por Nómada Bazaar donde se encuentra una selección de nuestras botas y prendas.
Con la compañía de un conductor designado, en menos de media hora, llegamos a Ensenada. Elegimos un restaurante con vista al mar para contemplar el atardecer y exploramos la vida nocturna que acoge el centro de la ciudad en la Plaza Santo Tomás. Al siguiente día nos aventuramos para ir de compras hacia San Diego, California, pasando por más placeres imperdibles en Rosarito y Tijuana—una langosta para comer, un paseo por la fría playa, los mejores tacos de carne asada y por supuesto, ¡fiesta!

 

Fotografía por Anna Soonchi Hee-Jae Der y Aitanni Carranza. Escrito por Aitanni Carranza.

 

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